A la Corte Internacional de Justicia (CIJ),
“Ahora pues, oh reyes, sed prudentes; Estad advertidos, oh jueces de la tierra”. (Salmo 2:10).
Nosotros, representantes cristianos de las naciones, declaramos lo siguiente: Toda la tierra pertenece al Creador de los Cielos y de la Tierra. El Altísimo dio a las naciones su tierra y su herencia (Gén. 10, Deuteronomio 32:8). “Y de un solo hombre creó todas las naciones de los hombres para que vivieran sobre toda la faz de la tierra, fijando tiempos y límites para su habitación” (Hechos 17:26).
Dios dio la tierra de Israel al pueblo judío como posesión eterna.
“Él es el Señor nuestro Dios; Sus juicios están en toda la tierra. Se acuerda para siempre de su pacto, de la palabra que ordenó por mil generaciones, del pacto que hizo con Abraham, de su promesa jurada a Isaac, que confirmó a Jacob como estatuto, a Israel como pacto perpetuo, diciendo: A vosotros os daré la tierra de Canaán como porción vuestra en herencia.' ”(Sal 105:7-11).
El regreso de los judíos a la Tierra de Israel durante más de cien años en este último siglo es un cumplimiento de las promesas bíblicas (Jer. 31:10, Ezequiel 36:24).
El 30 de diciembre de 2022, la resolución 77/247 de las Naciones Unidas pidió a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) que se pronunciara sobre el estatus de Jerusalén Este, Judea y Samaria (también conocida como Cisjordania).
Nosotros, representantes cristianos de nuestras naciones de todo el mundo, declaramos y testificamos que la tierra de Israel incluye Jerusalén Este, Judea y Samaria. Estas áreas pertenecen indiscutiblemente a Israel y son, en última instancia, herencia del pueblo judío. Dividir la Tierra está en conflicto con la Biblia y la voluntad del Señor Dios de Abraham, Isaac y Jacob, el Dios de Israel.
Ante esto, llamamos respetuosamente a los Jueces de la CIJ a practicar la justicia (Miqueas 6:8). Le pedimos urgentemente que tenga en cuenta la grave advertencia del profeta Joel, uno de los profetas del Dios de Israel: “Porque he aquí, en aquellos días y en aquel tiempo, cuando restaure la suerte de Judá y de Jerusalén, reunirá a todas las naciones y las hará descender al valle de Josafat. Allí los juzgaré por lo que hicieron a mi herencia, mi pueblo Israel, porque esparcieron a mi pueblo entre las naciones y repartieron mi tierra” (Joel 3:1-2).
Por el bien de Israel y el bienestar del mundo, oramos al Dios Altísimo para que te conceda sabiduría para tomar decisiones y decisiones justas.
En el Nombre de Dios Todopoderoso y Su Santa Palabra, nosotros, las naciones en el Congreso “El Juicio” en el Foro Mundial en La Haya, por la presente firmamos: